Recuerdo que, cuando yo fumaba, me cambié de marca de cigarrillos buscando un nuevo sabor, algo diferente a todas las marcas que ya había probado y que realmente no acababan de gustarme (realmente, no creo que acabara de gustarme el tabaco, nunca fui un buen fumador). La marca por la que me decidí fue Lucky Strike, y tomé mi decisón porque en su cajetilla ponía "It's Toasted" (Tostado). Al leer aquella frase mi cerebro asoció la cajetilla a un sabor tostado y por eso me decidí, caí en la trampa: el claim surgió efecto sobre mi, y, sin darme cuenta, me vi saboreando un lucky y mostrándoselo orgulloso a mis cercanos. ¿Por qué cuento esto? En el capítulo uno de la serie de televisión Mad Men, Don Draper se reune con los ejecutivos de Lucky Strike y consigue venderles esa misma famosa frase (It´s Toasted). Aunque todas las marcas tostaran sus tabacos (un proceso estandarizado) ese iba a ser el valor diferencial de Lucky porque ellos lo iban a decir así a un consumidor que, ignorante, no entraría a valorar si las demás realizaban el mismo proceso; bastaba con mostrar un beneficio diferente a lo que ofrecían las demás marcas. Hoy, gracias a Mad men, ya sé eso, y gracias a un libro sé otra cosa: esa frase (It's Toasted") la utiliza Lucky Strike desde 1916, hecho que aleja mucho a Don Draper y su época de crear este famoso slogan. Tanto la publicidad, como las series, usan sus artimañas. El libro en el que he descubierto este hecho es un libro que vi hace tiempo en una librería y que ahora estoy leyendo: MadMen y la filosofía es un libro para amantes de la serie, de la publicidad y de la filosofía, y a todo el que cumpla esos requisitos, creo que le puede gustar. MadMen y la filosofía. es una lectura para todo aquel al que le gustaría asistir a una conferencia o mesa redonda en la que filósofos, economistas y publicistas analizaran los capítulos, describieran el comportamiento y la personalidad de los personajes y enlazaran todo lo acontecido en las tres temporadas con el pensamiento de famosos filósofos y pensadores.
Para todo aquel que quiera llegar más allá del entretenimiento mediático que ofrece la serie, la lectura de MadMen y la filosofía, al fin y al cabo, supone una vía y una ayuda para responder preguntas que se puedan hacer los seguidores de la serie. Preguntas del tipo: ¿Es Don Draper un buen hombre? ¿Qué pueden Peggy, Betty y Joan enseñarnos sobre la igualdad de género? ¿Cuál es la ética de la publicidad (o es contradictorio hablar de eso)? ¿Somos mejor gente que la de los sesenta? Creo que, a cualquier seguidor de la serie, esta preguntas le serán más que sugerentes para interesarse por esta lectura. Así el lector podrá afrontar capítulos del tipo: Mad Men retrospectiva y justificación Mad Men y la ética publicitaria. Don Draper y la dialectica entre el recuerdo y el olvido. Capitalismo y libertad en la sociedad del exceso. El existencialismo vacio de Roger Sterling.. Platon, Nietzche, kierkegaard... MadMen y la filosofía es el lugar perfecto para reencontrarse con los clásicos (a los que muchos olvidamos en el instituto) y con esta gran serie de televisión.